jueves, 26 de diciembre de 2019

LA FASE DEL FINAL.




INTRODUCCIÓN

Cuando se cambian muchas piezas y peones, y quedan pocos efectivos sobre el tablero, entramos en la fase que se conoce como «el final de partida».

El final es la fase más decisiva del juego, pues tras este no queda tiempo para corregir los errores que se cometan.

A pesar de su evidente importancia, muchos aficionados no prestan la debida atención a su estudio y, como consecuencia, la calidad de su juego baja de modo dramático en el final y acaban estropeando buenas partidas que pasan de convertirse en posibles victorias o cómodos empates a derrotas ciertas.

Es bien sabido que es precisamente en esta fase de la partida donde se pone de manifiesto con mayor claridad de diferencia de nivel entre los maestros y los aficionados.


Ello es así porque, a pesar de su aparente simplicidad, la mayoría de los finales encierran una gran dificultad.

Esta parte aborda el estudio de los principales finales de modo exhaustivo, con un planteamiento simple que los hace fáciles de entender, pero a la vez muy efectivo, pues se centra en lo esencial de cada tipo de final. 


PREÁMBULO

Analizar los posibles movimientos de las piezas cuando estamos en la fase final es muy útil para resolver la partida a nuestro favor.


Veamos algunos finales simples como el que consigue dar mate sólo con dos torres en el tablero.



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LA FASE DEL FINAL

En muchas partidas ninguno de los dos bandos consigue dar mate al rey contrario, por lo que la lucha se va prolongando.


A medida que ello ocurre, muchas piezas se van cambiando hasta que ya quedan muy pocas.


Cuando se produce esta situación, nos encontramos en la fase final. 


Los finales más simples, que vamos a examinar a continuación, son aquellos donde a uno de los bandos no le queda otra pieza que su rey, mientras su adversario todavía conserva otra.


En este caso, el bando que tiene ventaja conseguirá dar mate si la pieza restante es una dama o una torre.


En cambio, si solo queda un caballo o un alfil, no es posible dar mate.
Con piezas menores hacen falta dos alfiles o un alfil y un caballo para poder forzar el mate.


En cambio, dos caballos no bastan para poder forzar el mate, salvo que el rival ayude.


Naturalmente, un solo peón puede ganar la partida, si se consigue coronarlo, pues entonces se puede convertir en dama, o incluso en torre.

Fuente: Curso Audiovisual de Ajedrez

IV.- FINALES: Capítulo 1º.
ACORRALAR AL REY: MATE CON DOS TORRES.
Lección 1ª. LA FASE DEL FINAL.


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