En
partidas de campeonatos es obligatorio mover una pieza una vez que se ha hecho la
intención de jugarla.
Efectivamente, el reglamento establece que si un jugador
toca una de sus piezas en su turno, está obligado a moverla.
Incluso en partidas amistosas, se considera poco cortés tocar una pieza y
mover otra, por lo que conviene acostumbrarse a pensar bien la jugada antes de
poner en acción la mano sobre el tablero.
La
jugada se considera completa
sólo cuando la pieza es enteramente depositada en la casilla de destino.
Mientras
la mano del jugador no suelte la pieza, éste puede pensar y elegir a qué casilla
la moverá, incluso devolviéndola temporalmente a su lugar de origen. En todo caso, deberá mover la pieza que ha tocado.
Como situación especial, cabe señalar que si un jugador
toca una pieza
que no dispone de ningún movimiento legal, puede dejarla en su lugar y mover
otra libremente.
También conviene saber que a la hora de efectuar el enroque
procede mover en primer lugar el rey,
y sólo luego, la torre.
De hacerlo a la inversa, el adversario podría reclamar
que la jugada efectuada sea sólo el movimiento de torre.
Si un jugador efectúa un enroque ilegal, deberá deshacerlo
pero quedará
obligado a mover el rey. Si el rey
no dispusiera de jugada legal podrá mover libremente cualquier otra
pieza.
La
regla de pieza tocada también afecta a las piezas del adversario.
Si
el jugador toca una pieza del adversario, queda obligado a capturarla. Si pudiera hacerlo con varias de sus piezas, podrá elegir
con cuál de ellas completa la captura. Y en caso de que la pieza tocada no pueda ser capturada,
el jugador podrá efectuar cualquier otro movimiento con plena libertad.
Por último, el reglamento contempla aquella situación en
que deseamos colocar
bien una o varias piezas propias o del adversario: debemos indicarlo
previamente de forma
verbal, diciendo: "compongo".
I.- REGLAS: Capítulo IV.-
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